~Untouch~ Ep 2 con Grimmjow ![]() Visitas: 657 Fecha: 05/07/15 02:18 Última edición: 05/07/15 02:18 Fanfics > Bleach |
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~Por las mañanas~
Abrí despacio un ojo primero y luego el otro… nada más hacerlo la tenue luz que entraba por la ventana me dijo que era más de mediodía. Quizás las dos y media.
Sentía mi cintura encadenada, al parecer lo estaba a un musculoso brazo. La nariz de Grimmjow y su suave respiración me hacían cosquillas en el hombro desnudo. Intente moverme para salir de la cama pero me era imposible.
*Muévete suave…*
Me di la vuelta como pude y mi nariz rozaba el mentón de Grimmjow.
―Se ve tan guapo dormido ―le pasé mi dedo por el labio inferior, luego le aparté un mechón de pelo azul para ver mejor sus cinceladas facciones.
Le vi arrugar la nariz un poco y me mordí el labio para no reír y despertarlo. Había pensado en levantarme, vestirme e irme sin mirar atrás pero me parece que eso no será posible.
―Joder, qué dolor de cabeza ―susurré abrazándome a Grimmjow y pasándole mi pierna derecha sobre su cintura cerrando los ojos y dibujando una sonrisa al recordar la noche que habíamos tenido.
*Sin duda alguna, una noche inolvidable.*
―¿Aún sigues en mi cama? ―la voz ronca, sexy y somnolienta de Grimmjow me hizo sonreír aún más―. Eso quiere decir que la pasaste bien.
―Eso quiere decir que cumpliste tu promesa ―alcé mi mirada hasta encontrarme con sus mañaneros ojos azules, se veía un poco gruñón―. ¿Te duele algo?
Soltó una leve carcajada.
―Ja, yo debería preguntarte eso a ti ―mis mejillas se calentaron de inmediato.
―¿De verdad me ibas a preguntar eso?
―Claro, no creas que no me di cuenta (…) ―le mordí la barbilla de manera juguetona.
―¿De qué te diste cuenta? ―le dije disimulando no saber.
―De que sangraste, además te lastimé ―sus ojos parecían arrepentidos, yo le sonreí con picardía.
―¿Cuál es el problema?
Le vi resoplar, indignado. ¿Qué problema había en pasar una noche de esas locas en donde pierdes la virginidad y al día siguiente no sabes ni dónde dejaste los calzones? Era un fiestera borracha, pero eso no significaba que me había acostado con media ciudad de Karakura a pesar de hablar de condones y vibradores con mi amigas.
―Tú, tú eres el problema ―se tumbó en la cama tirando de mi pierna y acostándome sobre él con una pierna a cada lado de sus caderas desnudas―. ¿Acaso estás loca?
―Si, y mucho ―le dije mientras escuchaba los latidos de su corazón―. Tengo que irme.
―¿Por qué? ―dijo después de unos incómodos segundos al tiempo que su mano se deslizaba por mi desnuda espalda.
―.Por que si ―me limité a decirle. No tenía por qué saber la razón.
―¿(…)? ―me llamó, interrumpiendo mi laborioso trabajo de besar a conciencia su musculoso y bien definido tórax.
―¿Qué pasa?
Sus manos me tocaron las piernas hasta subir a mis caderas y se quedaron ahí, había algo raro en su tono de voz y alcé la vista para ver su semblante serio. Casi pensativo.
―.Pasa el día conmigo ―me lo parecía a mí o me estaba pidiendo una cita.
―¿Una cita? ―musité confundida. Le vi sonrojarse y ver hacía la ventana o a cualquier otro lado que no fuese yo.
―Tsk, cómo quieras llamarlo, mujer ―dijo con tono gruñón y sonrojado.
Debería decirle que no y salir de su vida de una vez por todas, sólo fue una noche loca de borrachera. Nada de otro mundo. Nada que nos mantuviera unidos. ¿Verdad? Lo mejor era rechazar su oferta, si seguía con Grimmjow lo más probable sería que lo adentraría a un “mundo” oscuro. A “mi mundo” oscuro. No podía permitir que alguien como él acabase en eso. Pero su mirada glacial me decía a gritos que me quedara. Que no desapareciera de su vida ahora que había entrado. Después de lo que me pareció una eternidad le sonreí de nuevo al saber la estupidez más grande que iba a decir.
―Bien, tengamos nuestra segunda cita ―Grimmjow sonrió como si le acabase de proponer tirarnos de un avión sin paracaídas―. ¿Qué?
―Vamos a la ducha, apestamos a resaca ―se levantó de una forma muy precisa y elegante conmigo rodeando sus caderas con mis piernas sin importarnos estar desnudos.
―¿Sabes que me provocas con tu desnudez? ―le dije mientras me llevaba hacía el cuarto de baño.
―Y tú a mi ―me robó un beso resacoso y nos metimos en el baño.
Sinceramente creo que haber tenido sexo en el baño de Grimmjow no fue buena idea, nos tomó más tiempo ducharnos del que habíamos planeado y ahora estaba más adolorida que antes.
―¿Quieres comer algo?
Le vi de manera sugerente mientras se abrochaba los pantalones jeans, se metía la camisa de punto amarilla por dentro y luego una camisa que parecía la bandera de Inglaterra.
―No lo sé, tengo… antojos de algo “grande”, “cremoso” y “suave” ―dije pensando un enorme helado relamiendo mi labio inferior, pero mis palabras ruborizaron a Grimmjow.
―N-No digas esas palabras ―me dijo acercándose a mí y tomándome por los hombros, retrocedí hasta dar con la esquina de la cama y Grimmjow me cayó encima.
―¿Qué pasa con ellas? ―dije con tono inocente―. Solo quería un helado grande de chocolate cremoso y suave.
―¿Qué? ―balbuceó confundido.
―¿En qué pensabas, pervertido? ―le dije riéndome al escucharle tartamudear un poco.
―E-En nada.
―¿Qué haremos hoy? ―aún seguía con la camisa que Grimmjow me había dejado, mis bragas por alguna misteriosa razón ya no estaban ni mi ropa.
―En lo poco que nos queda podemos… ―solté un leve gemido cuando su lengua se paseo por mi garganta―… podemos hacer muchas cosas.
―.Pero no quiero salir ―me quejé.
―Si nos quedamos aquí solos más tiempo, es posible que no puedas caminar de aquí a unos años.
―Idiota ―le dije enredando mis manos en su llamativo pelo azul.
―Vamos, levántate.
Me pellizco un pecho antes de levantarse y salir de la habitación. Yo me senté en la cama, que por cierto, Grimmjow la había ordenado a la perfección, y yo veía su habitación con cuidado. Me tomé unos largos minutos para hacerlo. Era espaciosa, de color blanca con algunos armarios negros con cristales. Tenía una enorme televisión plasma, una consola Play Station 4, si la vista no me fallaba, al lado varios juegos ordenados por nombres. Junto a la televisión había un reproductor Blue-Ray y la serie completa de The Walking Dead.
―¡Vaya! Le gustan los zombis ―dije viendo los estuches íntegramente limpios y en buen estado. Cualquiera que los viera diría que recién los acababa de comprar y quitarles el plástico. Dejé los estuches en su sitio y un portarretratos me llamó la atención, en la fotografía estaba Grimmjow y un pequeño husky, tal vez de unos tres meses ambos sobre el capo de un Ferrari rojo.
―Qué lindos ―susurré atrayendo la foto a mis ojos. Realmente Grimmjow se veía muy lindo junto al perrito.
―¿Qué haces? ―di un salto al sentir las manos de Grimmjow agarrando mi trasero.
―¡Dios! No hagas eso ―le chillé sonrojada al verle reír.
―Ok, lo tendré en cuenta la próxima vez ―dijo sin borrar su sonrisa salvaje.
―Eres malo ―Grimmjow me miró confundido―. El malo de las películas que siempre tiene una virtud… de volver locas a las mujeres.
―¿Virtudes?
―Si, tu virtud es ser muy guapo ―con mis manos le acariciaba el pecho por encima de la ropa― ser muy, muy sexy ―le dije mordiéndole el labio inferior.
―En este caso es al revés ―ahora fui yo la confundida mientras él me pasaba la lengua por la comisura de mis labios―. La mala eres tú ―extendió nuestros brazos formando una cruz y se inclinó para besar mi cuello―. Pero eres Mí mala de la película.
Me reí levemente.
―Claro, yo soy la niña mala y tú el niño bueno ―me burlé y él solo sonrió―. Por cierto, ¿dónde está mi ropa?
―Secando ―dijo sin más.
―¿Secando? ¿La lavaste tú?
―Yo sólo puse la ropa a lavar y luego la pasé a la secadora ―parecía como si fuera obvio.
―Vale, ¿qué haremos?
―Hmm, primero que todo vamos a comer algo ―besó el dorso de mis dos manos y me dirigió hacía la cocina.
―¿Eres millonario o algo así?
―Bueno, mi familia tiene dinero ―aclaró―. Lo que ves lo he comprado con dinero que yo mismo gané.
―¿En qué trabajas?
―Haces muchas preguntas, ¿no crees?
Bueno, tiene razón, no tengo por qué saber de su vida personal. Cuando llegamos a la cocina americana Grimmjow ya tenía varias cosas en la mesa.
Zumos, fruta, tostadas, sándwiches… ¿hizo todo esto mientras yo fisgoneaba en su habitación?
―Vaya ―fue lo único que dije.
―No seré un príncipe azul ―Grimmjow se apoyó sobre la mesa mordiendo un trozo de piña― pero soy un malo con buenas artes culinarias.
Yo solo me reí, la verdad él es muy distinto cuando estábamos solos. Recuerdo que después de la proposición estuvimos un rato en compañía de Nell y los otros, se comportaba como un tipo rudo que solo buscaba una chica para un buen revolcón y ahora que estamos solos parece el típico tipo que es atento con su chica.
―Mmm, la verdad si ―mordí una tostada con mermelada de fresa―. Eres buenísimo haciendo tostadas y cortando fruta.
―Ja, ja, muy graciosa ―se acercó hasta a mí y me dio a morder del trozo de piña que él tenía en la boca.
Grimmjow se tomó el exhaustivo trabajo de alimentarme, me sentó sobre la mesa y él se acomodó entre mis piernas mientras hablábamos cosas sin importancia y me daba de comer con su boca. A los pocos minutos escuchamos ruidos en el piso de arriba, yo me extrañé pero Grimmjow no.
―¿Hay alguien más?
―Sip, Ichigo y yo compartimos casa ―el ruido de arriba fue acompañado por un grito de Ichigo. ¿Entonces Rukia estaba aquí también? Seguramente se acostó con Ichigo, esos dos estaban más que enamorados. Los ladridos de un perro me sacaron de mis pensamientos.
―El perro de la foto… ―Grimmjow se acuclilló para acariciar la cabeza del husky, éste hacía ruiditos placenteros mientras era consentido por su dueño.
―¡Grimmjow! ―Ichigo apareció en la cocina descalzo y únicamente con los pantalones del pijama de calaveras mostrando su bien definido torso, parecía molesto.
―¿Qué? ―le dijo Grimmjow sin dejar de mimar al perrito.
―¡Ese perro del demonio lo ha hecho de nuevo!
―¿Ah?
―Me ha roto otras deportivas ―le enseñó las Air Jordan blancas y rojas hechas pedazos, pobre Ichigo.
―Cómprate otras ―el peliazul no estaba interesado por el furioso Ichigo en su cocina.
Ichigo finalmente se dio cuenta de mi presencia en la cocina y se puso colorado.
―(…)… buenos días ―dijo.
―Buenos días ―le dije riéndome―. ¿Rukia está aquí?
―A-Ah, si… ella aún está dormida ―me contestó pasándose una mano por el pelo desordenado y su nariz estaba colorada.
―Grimmjow ―él me vio de lado―. ¿Dónde está mi bolso?
―Está en el sofá de la sala ―me señaló la puerta de cristal, bajé de la mesa y me aseguré de que Ichigo no viera que iba sin bragas por toda la casa, crucé la cocina a toda prisa y abrí la puerta.
―Wow, esto si que es lujo ―mis ojos amenazaban con salirse de su sitio. Si Grimmjow se gastaba semejante casa tendría que ganar mucho dinero.
Creo que el salón cromado de Grimmjow era más grande que el de mi casa. Era un enorme rectángulo, con un sofá de cuero blanco en forma de L en el centro sobre unas hermosas alfombras de círculos. La plasma que había ahí era el doble de la que Grimmjow tenía en su propia habitación. Aún lado estaban unas estanterías llenas de libros de todo tipo, al otro lado una estantería llena de videojuegos y DVD’s. Y en una esquina tenía un mueble-bar con muchas copas y botellas de cristal.
―Vaya salón ―paseé mi mirada por todo el lugar hasta que vi mi bolso en una esquina del enorme sofá―. Parece que todo en esta casa es enorme…
Incluso el dueño es enorme.
*¿Dónde estás? Llámame cuando despiertes, me tienes preocupado :c*, leí el mensaje de texto que había en mi smarphone. Tenía al menos diez llamadas perdidas, dos mensajes de voz y el mensaje de texto que acababa de leer. No tenía que ser adivina para saber quién era.
―¿(…)?
―¿S-Si? ―respondí algo asustada.
―Tu ropa, ya está lista ―me dijo Grimmjow acercándose con mi ropa doblada y planchada en sus manos.
―Gracias.
Tomé la ropa y apoyé el peso de mi cuerpo sobre la pierna izquierda.
―En media hora salimos, vístete que tengo algo que darte ―me besó la frente y me dio una palmada en el trasero y se fue a sacar al perro al jardín.
*Debería llamar y avisar que llegaré más tarde a casa.*
Mi cordura me decía que avisara, sólo para evitar problemas… pero tenía flojera de llamar.
Le lancé la pelota a Zero que fue corriendo tras ella. Se veía contento y eso me hacía sonreír. ¿O era yo el idiota que sonreía sin parar?
―¡Ven aquí, chaval! ―Zero corrió de nuevo hacía mi con la bola de goma entre sus dientes.
Está mañana había amanecido juguetón, lo comprobé cuando vi los zapatos rotos de Ichigo.
*(…)*, me decía mi mente una y otra vez. La noche que pasé con ella había sido explosiva. Inolvidable.
No sé por qué tuve la necesidad de decirle que pasara el día conmigo, nos habíamos acostado, sí pero eso no significaba que tendríamos que pasar tiempo juntos. La había abrazado toda la noche después de haberla besado a conciencia, después de haber recorrido cada milímetro de su deliciosa y suave piel para impregnarme de su olor.
―Joder, ya parezco un imbécil enamorado ―volví a lanzar la pelota a Zero. Con mis anteriores conquistas no había sido tan atento, las había usado para satisfacerme y luego adiós. Ni llamadas ni nos volveremos a ver.
―(…), (…), (…) ―suspiré―. ¿Qué me hiciste?
―¿Qué te he hecho? ―un escalofrío me recorrió la columna al reconocer su voz, me giré nervioso y la vi con el vestido de la noche anterior.
Grimmjow se había puesto blanco, es más diría que estaba nervioso.
―N-Nada ―acortó la distancia que nos separaba y me abrazó por la cintura―. Pensaba en tonterías.
―Tonterías ―repetí pero luego recordé por lo que había salido a buscarlo―. Perdí uno de mis tacones anoche, ¿verdad?
―Sip.
―¿Cómo se supone que salgamos si solo tengo un zapato?
―Me encargué de eso ―le vi rascarse la punta de la nariz.
―¿Cómo?
No me contestó y llevó tomada de la mano por donde había llegado, fuimos hasta el descansillo de la entrada y había varias bolsas y cajas de entregas rápidas.
―Bueno… le pedí ayuda a Nell por teléfono esta mañana ―tomó las bolsas y me indicó que fuéramos al salón, le obedecí más intrigada por las cajas que por lo que decía. ¿Se había levantando en la mañana para pedir esas cosas?
―¿Llamaste a Nell?
―Si, le pedí consejo… sobre algunas tallas ―me extendió una bolsa y como si me hubiese dado un regalo navideño abrí la bolsa con entusiasmo.
―¡Unos zapatos de Channel! ―grité y me tiré al cuello de Grimmjow abrazándolo―. No debiste.
―Bueno, teniendo en cuenta que por mi culpa perdiste uno anoche ―dijo mirando a otro lado―. También tienes ropa, un bolso y algo de maquillaje.
―¿Lo compraste todo para mí? ―él sólo asintió más rojo que un tomate, era un amor―. Están hermosos, ¡gracias! ―le di un beso en la punta de la nariz y volví a ver los zapatos blancos, eran parecidos a mis Gucci, pero ahora solo tenía uno―. ¿Me los pones?
Grimmjow me sentó en el respaldar del sofá y se agachó para ponerme los zapatos. Se tomó su tiempo acariciando mis piernas para después poner los tacones. Sin ninguna vergüenza ahí mismo me quité el vestido y lo cambié por un mini vestido de tirantes finos blanco bastante provocativo que Grimmjow se ofreció encantado a ayudarme a ponérmelo. Seguramente Nell le dijo que lo comprara.
―¿Lista?
―Claro ―me ayudó a ponerme en pie, tomé el bolso y seguí a Grimmjow a lo que parecía ser un ascensor. Entramos y tecleó un código y bajamos al nivel menos uno.
―Ven, vamos a mi coche ―mi mandíbula llegó al piso al ver semejante coche. Un precioso Bertone Jaguar B-99 de color granate.
―¿Es tuyo? ―le dije mientras él me hacía entrar en el coche y luego él entraba por la otra puerta.
―Si, también tengo un SAAB y un Ferrari ―dijo con sonrisa de rey.
―Eres un poco presumido, ¿verdad?
―Sí, pero sólo contigo ―la sonrisa que me regaló desgarró un poco el hielo que cubría mi corazón.
―(…), llegamos ―media hora después estábamos en lo que parecía un hotel.
―¿Dónde estamos? ―le pregunté mirando por la ventanilla del coche.
―Sólo estamos de paso, luego nos vamos a cenar a otro lado ―salió del coche y abrió la puerta para que saliera.
―¿No me vas a decir qué hacemos aquí? ―le entregó las llaves a un chico y me dirigió al vestíbulo del hotel.
―Venimos a ver a alguien que me llamó inesperadamente ―me tomó de la mano y caminamos hasta la recepcionista―. Sharon, buenas.
La rubia le sonrió como una gata en celo, mostrando sus perfectos y blancos dientes. Yo directamente la destripé con la mirada.
―Señor Jeagerjaquez ―¿Jeagerjaquez? ¡¿Era de la familia hotelera más importante del país?!―. Le esperan en la sala de juntas.
―Gracias ―soltó e ignorando a Sharon que le llamaba con urgencia, me llevó al ascensor y subimos hasta la última planta, aparecimos en otra sala bastante bonita y había varios camareros hombres y mujeres llevando aperitivos y bandejas de un lado a otro.
Esquivamos a algunas personas que iban con prisa, me percaté de que era la única mujer del lugar que no iba vestida para una fiesta de cóctel.
Entramos a una sala, la de juntas, y las miradas no tardaron en posarse en nosotros.
―Grimmjow, cariño, al fin llegas ―le dijo una mujer peliceleste algo mayor, rondaría los cuarenta y tantos, alta y de cuerpo bien cuidado. Su mirada verde se fijó en mí de inmediato―. ¡Vaya, has traído a tu novia! Mucho gusto, soy Elein ¿y tú preciosa?
―Soy (…) Romanov ―le dije sonrojada.
No pude corregirla de su error pues los demás hombres y mujeres que habían estado a lo suyo no demoraron en verme de pies a cabeza tras escuchar mi nombre, me sentí como si me examinaran con rayos X.
―Madre, ¿se puede saber para qué querías verme? ―le preguntó él algo impaciente cortando nuestra breve presentación.
*¿La madre de Grimmjow? Ahora sé a quién sacó su color de pelo… pero los ojos de ella son verdes, no azules.*
―Bueno, como recordarás hoy es el cumpleaños de tu padre ―la madre de Grimmjow parecía estar regañándolo con la mirada―. ¿Lo olvidaste?
Vi de reojo a Grimmjow que apretó la mandíbula.
―No, no lo olvidé –le respondió finalmente―. Simplemente no quería venir a otra de tus reuniones.
―Sigues enfadado con tu padre ―no tuvo más que mirar a Grimmjow para decirlo con seguridad. ¿Grimmjow tenía problemas con su padre?
―Grimmjow, creo que deberías quedarte ―no sé en qué momento hablé. Pensaba que me diría que no me metiera en su plática pero lo que dijo no me lo esperaba.
―Me quedaré si tú te quedas conmigo ―dijo olvidando por completo que no estábamos solos.
―¡Sí! Así conocerás a tu futuro suegro ―exclamó contentísima Elein.
―¿A quién conoceré? ―dijo la voz de un hombre detrás de mí.
―Cielo ―le dijo Elein antes de ir hacía él y darle un beso. Era el padre de Grimmjow.
N/A: ¿Alguna fan más para mi amado Grimmjow? :v ¿La hay? Repórtese xD
ok'no ya me afectó la droga :v
![]() 05/07/15 03:01 | Última edición: 05/07/15 03:01 |
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Fantastico!! x3 Grimmjow pervertido ewe xd me pasarias el link del primer cap :3? quiero leerlo tambien x3 esta genial! en un rato leo los demas caps es que ahora tengo que ir a ayudar a mi mamá xd me ha encantado tu fic ;3 espero que sigan haciendo mas caps x3
Pd: tambien soy fan de Grimmjow *3* una pregunta, has pensado en hacer un fic sobre Ulquiorra? 'w'
![]() 05/07/15 06:01 | Última edición: 05/07/15 06:01 |
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oie pero que rikolino :v
jajaja me encanto en seguida leo lo demas
![]() 05/07/15 07:06 | Última edición: 05/07/15 07:06 |
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¡Ciaossu!
Kyaaaa pero mira nada más con que fic tan hermoso y genial me he encontrado *Q*
Yo también soy fan de Grimmi-chan sdasadasss de echo es mí segundo personaje favorito (, después de Ace XD) de verdad me gusto, escribes genial adsdadas iré a leer los otros caps :Q____