~Untouch~ Ep 3 con Grimmjow
  Autor/a: NannaHunter
  Visitas: 624
  Fecha: 05/07/15 02:23
  Última edición: 05/07/15 02:43
Fanfics > Bleach



 

~Es un malentendido~

Resoplé, frustrado. Genial, papá había llegado.
―Hijo, hasta que te dignas a presentarnos a tu novia ―el que dijera que (…) era mi novia no me importaba, es más, creo que la idea me gustaba.
―Tsk ―¿no podía decir algo más?
―Hola preciosa dama ―mi padre tomó la mano libre de (…) y le besó el dorso de la mano de forma caballerosa, yo resoplé. ¿Acaso estaba celoso?―. Soy Grimmjow.
―¿Grimmjow? A-Ah, mucho gusto, soy (…) Romanov ―mi padre se sorprendió al escuchar el nombre de (…). ¿Acaso conocía a su familia?
―Bien, estamos todos ―interrumpió mi madre mi contacto visual con (…)―. Vamos a la mesa.

―Grimmjow ―le susurré bajito.
―¿Qué?
―¿Te llamas igual que tu padre?
―Lo sé, es muy original ―dijo serio―. Mi madre y sus locas ideas.
Pero sabía o me hacía una ligera idea del por qué. Grimmjow era físicamente igual que su padre, solo que su color de pelo era igual que el de su madre.
―Bueno, ya que estamos espero se dejen las hipocresías y den felicitaciones de verdad ―las palabras del señor Jeagerjaquez captaron la atención de todos. ¿Qué coño hacía yo metida en una reunión de empresarios?
Los aperitivos y las copas de champán pasaban una, dos, tres…, diez veces frente a mí. Era la sexta copa que me tomaba y sentía el puente de mi nariz caliente.
―¿Estás bien, (…)?
―Si… señora Elein, estoy bien ―le contesté con algo de dificultad.
Todos ellos hablaban acerca de números, números y más números. Ahora entendía por qué Grimmjow faltaba a las reuniones.
―(…) ―escuché que me llamaba con su grave voz.
―¿Qué pasa?
Se inclinó hasta que nuestros ojos estaban a la misma altura.
―¿Quieres que nos vayamos? ―si no me fallaba la vista, Grimmjow quería salir corriendo de esa sala.
―¿Qué pasará con tus padres? ―me terminé la copa de un trago.
―Lo arreglaré luego con ellos ―se levantó y yo imité su gesto.
―¿Ya os marcháis? ―nos preguntó Elein.
―Si, (…) y yo teníamos planes en otro sitio ―la peliceleste nos observó un momento y luego sonrió contenta.
―Está bien ―le dio un beso a Grimmjow en la frente y sorpresivamente otro a mí―. Quedaremos a cenar otro día.
Yo no dije nada, además estaba segura que no la volvería a ver.
―Bien, le dices a papá que luego le envío su regalo ―salimos prácticamente corriendo del lugar despidiéndonos de todos con un grito.

Algunas personas nos miraban reprobándonos con la mirada pero la verdad me importaba una mierda lo que pensaran. Llegamos jadeantes al coche y Grimmjow empezó a conducir como un psicópata pero gracias a eso llegamos en tiempo récord a nuestro destino.
―Ven, aquí nadie nos molestará ―salí del coche y Grimmjow me guió por un camino empedrado, a lo lejos escuchaba las olas del mar y la brisa que corría era fresca.
―¿Vinimos a la playa?
―Si, te traje a mi casa de vacaciones ―¿era una casa o un chalet de lujo?
Entramos y como era de esperarse el sitio tenía lo suyo.
―¿Qué haremos aquí?
―.Primero ver si hay comida en la alacena ―le vi perderse por una puerta y le escuché abriendo otras, a los pocos minutos llegó quitándose la camisa playera.
―¿Hubo suerte?
Él solo asintió quitándose la camisa de punto amarilla, el muy cabrón me estaba provocando con su apetecible tórax.
―Ah, y para que lo sepas ―empezó diciendo mientras se acercaba peligrosamente a mí―. Estamos solos.
―¿Completamente solos? ―ronroneé comiéndomelo con la mirada.
Su contestación fue una sonrisa que me erizó el vello de la nuca. Era un aviso de mi propio cuerpo por la anticipación de lo que vendría.
―Si…, solo estamos los dos ―me bajó uno a uno los tirantes del vestido por los hombros hasta caer en un amasijo de tela bajo mis pies, sus manos no tardaron en quitar mi sujetador y amasar mis pechos, pellizcando mis pezones mientras me acostaba con cuidado sobre la esponjosa alfombra.
Metió su rodilla entre mis piernas y la tela del pantalón me frotaba por encima de las bragas nuevas.
―Eres mía (…) ―nuestras miradas colisionaron al verse. Me estaba metiendo en terreno pantanoso cada vez que veía esos hermosos glaciares y aún así no me importaba. Hundí mis dedos en su pelo y le atraje a mí para devorar sus carnosos labios, nuestras lenguas se acariciaban con lascivia y a veces se me escapaba algún gemido.
Grimmjow se separó para sacarse los pantalones y yo solo le veía mientras trataba de recuperar el aliento, me tomó con delicadeza de un pie con su mano izquierda al tiempo que con su mano libre deslizaba las bragas por mis caderas. Se tomaba su tiempo, pero gracias a Dios las sacó por completo.
Volvió a inclinarse sobre mí pasando la yema de sus dedos desde mi vientre hasta ascender a mis pechos desnudos.
―Tienes unos pechos hermosos ―dijo pensando en voz alta, su mirada estaba concentrada en que sus dedos endurecieran mis pezones. Me mordí el labio para no gritar cuando succionó uno de mis pechos y luego mordía levemente el pezón sensible.
Gemí más fuerte cuando sentí dos de sus dedos penetrándome sin cuidado.
―Grimmjow… ―mi voz pareció devolverlo de su ensimismamiento.
―¿Qué pasa? ―sus dedos no dejaban de rotar, entrar y salir y la verdad estaba dificultando mi capacidad para hablar.
Al parecer lo notó por que sacó sus dedos y se quitó el bóxers, su erección salió libre. Con algo de timidez bajé una de mis manos hasta tocar su miembro caliente, era suave al tacto. Grimmjow gruñó algo indescifrable mientras lo acariciaba cada vez con más descaro. Vi que los músculos de su cuello se tensaron y él aparto mi mano.
―No quiero acabar así ―me dio un leve beso y junto nuestras frentes, a mí me picaban las manos por tocarlo pero Grimmjow no me dejaba. Le vi tomar sus pantalones y sacar un paquete plateado, un preservativo suponía. Rasgó el papel y sacó el preservativo que se puso con urgencia.
Ahora que recuerdo… la primera vez que estuvimos no nos cuidamos. Tendría que ir al ginecólogo después de esto.
―¿Lista, (…)? ―yo sólo asentí y rodeé su cuello con mis brazos, él entró de una sola estocada y me hizo gritar. Pero no me dio tiempo a adaptarme a su ritmo como había hecho antes, entraba y salía sin cuidado. Yo me enfocaba en tratar de respirar pero Grimmjow no me lo dejaba fácil. Me estaba partiendo en dos y él parecía disfrutar con ello. La fricción de su erección contra mi clítoris sensible me estaba volviendo loca. Era un salvaje. Los gemidos que se escapaban de mis labios le eran placenteros.
―Gr-Grimmjow ―me quejé, él hundió su rostro en mi cuello y aceleró el ritmo, estaba a punto.
Le rodeé las caderas con mis piernas tratando de retrasar el orgasmo pero solté un grito cuando sentí los dientes de Grimmjow mordiendo mi cuello y fue lo que me llevó a la perdición. Dos estocadas más y sentí que mis piernas se deshacían, me ardía el vientre, los pezones endurecidos estaban pegados al sudoroso torso de Grimmjow e intentaba respirar.
Ninguno de los dos dijo nada durante unos segundos, solo nuestras respiraciones entrecortadas y el sonido de las olas irrumpían en nuestra burbuja de paz.
El peso de Grimmjow no me molestaba, me era una sensación agradable.
Grimmjow Jeagerjaquez. Sonreí con tristeza al saber que no lo volvería a ver más.
Él era alguien importante para su madre, incluso para su padre aunque intentara demostrar lo contrario. Ya habíamos tenido nuestra segunda cita, había conocido a sus padres por casualidad y por un malentendido pensaron que era la novia de su hijo.
―Es solo un malentendido… ―susurré y luego me tensé al sentir a Grimmjow levantándose un poco sobre sus brazos para mirarme a los ojos.
―¿Qué has dicho?
―Nada, nada importante ―él pareció poco convencido. Nada más sentir que se salía de mi interior me invadió una sensación de vacío. Me ayudó a levantarme y ahora que estaba sin los tacones Grimmjow me sacaba más de dos cabezas.
―Vamos a darnos un baño ―me dijo antes de llevarme en brazos en dirección a la playa.

Estaba preocupada, (…) se había ido con Grimmjow quién sabe dónde y sabía que eso no podía ser bueno.
―Rukia, ¿pasa algo? ―la voz de Ichigo me sonó lejana. Le sonreí mientras jugaba con sus dedos.
―No, no pasa nada ―me dio un beso en la frente y me abrazó. Pero no le dejé ver mi cara de preocupación. Nadie más sabía de la familia de (…). Su padre era un hombre muy peligroso y si se enteraba de que Grimmjow se había metido con la niña de sus ojos podría ser capaz de matarlo.

Esta vez desperté al recordar que tenía que irme. Me aseguré de que Grimmjow estuviese profundamente dormido, y lo estaba.
Me levanté de la cama volví al salón y recogí nuestra ropa que estaba esparcida por el lugar. Doblé con cuidado la de Grimmjow y yo me puse la mía, busqué los zapatos y el bolso y salí de la casa sin hacer ruido. Corrí sobre el camino empedrado y el frío del atardecer me erizó el vello de los brazos.
―Joder, qué frío ―gruñí intentando darme calor mientras frotaba mis brazos. Cuando me acostumbre un poco al frío saqué mi celular y lo encendí.
Por razones de seguridad quité el GPS e hice mi llamada de auxilio.
―¿(…), eres tú? ―la estridente voz de Vladislav me dejó sorda por una milésima de segundo.
―Si, soy yo ―dije con desgana.
―¿Se puede saber por qué no me llamaste antes? Estaba preocupado pensando que te había pasado algo ―su voz tenía un tono alarmante―. ¿Por qué te escabulliste de Dimitri?
―No iba a llevar a Dimitri a una noche de chicas ―le espeté poniendo los ojos en blanco.
―Él está contigo por tu seguridad, jovencita ―si no lo cortaba antes me iba a quedar sin batería.
―¿Sabes qué? Dile a Dimitri que me busque en la estación del Station en una hora ―le di la dirección completa y le colgué ignorando sus palabras.
Luego caminé un poco por el lugar y a los cincuenta metros vi a jardinero guardando algunas cosas, le llamé con un grito.
―¿Qué se le ofrece, señorita? ―preguntó con tono amable.
―¿Podría decirme en qué barrio estoy? ―me dijo el nombre y más o menos por qué sitio de Karakura estaba―. De acuerdo, gracias.
Seguí caminando mientras llamaba por teléfono a un taxi que llegó a los veinticinco minutos.
―Lléveme a la Station ―el hombre asintió viendo por el espejo del retrovisor y me llevó a mi destino.
Empecé a jugar con mis dedos y la cremallera de mi bolso, ya estaba. No lo volvería a ver de nuevo y darme cuenta de eso no hizo más que entristecerme. No volvería a morder esos labios tan tentadores, no volvería a reírme de sus artes culinarias al hacer sándwiches. No lo volvería a verlo jugar con Zero.
―Espero que no me odies al ver que no estoy contigo… ―dije recordando el atractivo rostro de Grimmjow. Lo más seguro es que me odiaría y yo tenía que olvidarlo. Sólo había sido una noche loca, nada más.
―Aquí estamos señorita ―me dijo el taxista, le di un billete de cien y le dije que se quedara con el cambio.
Dimitri era un antiguo boxeador que ahora trabaja como guardaespaldas, mi guardaespaldas.
―Hello… ―le dije al ver su semblante serio, su cabello negro enmarcaba sus ojos grises y el lunar debajo de su ojo derecho le hacía muy atractivo, aunque a mí ahora me iban más los peliazules salvajes.
Estaba de brazos cruzados mirándome desde arriba, yo tenía que alzar la vista para verle a los ojos que tenía entrecerrados.
―Me has metido en problemas ―Dimitri habló con un marcado acento rumano. Me llevaba bien con él pero algunas veces ―por no decir siempre― le metía en problemas al escaparme de su vigilancia.
―So sorry ―le dije divertida, él entornó los ojos y me dirigió al Cadillac Escalade negro metálico, me abrió la puerta de la parte de atrás y entré.
―Tú padre casi me corta las pelotas cuando le dije que no estabas en casa y no sabía de tu paradero ―encendió el coche y salió haciendo una sola maniobra, poco a poco nos íbamos internando al trafico de la ciudad.
―Lo lamento, Dimitri ―le dije bajando la cabeza un poco avergonzada, sé que le causo muchos problemas―. Hablaré con mi padre para que no te castigue de ninguna forma.
El pelinegro me sonrió moviendo la cabeza de un lado a otro.
―El castigo no importa, lo que me preocupaba era saber tu paradero ―Dimitri y yo nos tuteamos, a mi padre no le parece que bien que tenga este tipo de acercamiento con mi guardaespaldas pero a mí no me importa.
―Lo sé, pero de todas formas se lo diré ―me abracé al respaldo del asiento del copiloto apoyé mi mejilla en el reposa cabezas para ver el perfil de Dimitri―. Gracias.
―¿Por qué? ―me preguntó intrigado.
―.Por ayudarme siempre que lo necesito, bobo ―él sonrió y me llevó a casa.

El vacío de la cama me despertó, extendí mi mano buscando algo pero la cama estaba vacía. Me desperté y vi que estaba solo. ¿Dónde se había metido (…)?
―Joder, puto frío ―salí de la cama y me puse los bóxers con pereza.
Había pensando que quizá ella estaba en el baño, pero estaba vacío. Aún más preocupado la busqué por toda la casa, la busqué por la terraza, el jardín y por último en la playa.
Nada. (…) se había ido.
No entendía por qué me sentía decepcionado, ¿qué esperaba? ¿Que se quedará conmigo más tiempo del necesario?
―Sólo fue sexo… ―traté de convencerme en voz alta pero sonaba a mentira china.
De malhumor me dirigí hacía la cocina, busqué una botella de whisky, un vaso de cristal y hielos.
Regresé a la sala y vi la ropa doblada en una esquina del salón. Pasé de ella y abrí la botella con impaciencia, puse dos cubitos de hielo en el vaso y vertí el líquido oscuro en el. Suavemente inclinaba el vaso haciendo círculos.
*¿Qué me prometes?*
*La mejor noche de tu vida.*
Resoplé intentando no recordar las palabras que empezaron todo esto. Sólo habíamos acordado una noche, no más.
Tomé la bebida de un trago intentando borrar nuestras primeras horas juntos, lo graciosa que se veía al entrar en la fuente y gritar como loca al lado de Rukia.
Volví a llenar el vaso, esta vez con más whisky.
*Aún no me has dado mi noche inolvidable, ¿verdad?*, con cada trago que daba intentaba borrar su sonrisa de mi mente.
¿Qué diablos me pasaba? No era la primera vez que amanecía solo después de tener sexo con una chica que conocía de unas horas.
―Esto no es normal ―tiré el vaso lejos de mí y se hizo pedazos contra la pared, esta vez tomé directamente de la botella. El teléfono fijo de la casa sonó y sonó, y al ver que volvía a insistir me levanté y con botella en mano contesté.
―¿Qué?
―Al menos saluda, capullo ―pasé de largo el insultó de Ichigo.
―¿Qué quieres? Estaba ocupado.
―.Por qué tengo la sensación de que te pasa algo ―no le contesté y él siguió hablando―. ¿Dónde están?
Fruncí el ceño.
―¿Están? ¿A qué te refieres con “están”?
―¿(…) no está contigo? ―escuché la voz de Rukia hablándole a Ichigo.
―No, no lo está.
―Oh, de acuerdo, te dejo entonces ―le colgué y de nuevo me dirigí al salón a buscar otra botella.

Las puertas automáticas de la mansión se abrieron y el coche entró. Yo bajé antes de que Dimitri llegara a mi puerta.
―Lo siento, tengo prisa ―le dije con mis tacones en manos y subí corriendo las escaleras.
―Señorita (…), buenas noches ―la voz de Bianca me hizo detenerme a mitad de las escaleras.
―Buenas noches, Bianca ―ella me regaló una sonrisa maternal y me hizo señas de que subiera a mi habitación.
Corrí por el pasillo pasando por numerosas puertas y llegué a la última, abrí y verifiqué que todo estuviera en su sitio.
Mi ropa de dormir ya estaba dispuesta en la cama, al lado de ella habían unos pantalones cortos, un top rojo y unas Converse rojas y blancas.
Me metí en la ducha y di un baño rápido, salí envuelta con una toalla en la cabeza y otra en el cuerpo. Busqué mi ropa interior y me sequé el cabello castaño con el secador.
―¿Señorita (…)?
―.Pasa, Bianca ―ella abrió la puerta despacio y entró sonriente.
―La cena ya está servida, su padre la espera.
―Gracias, y… ¿cómo está él?
Se puso detrás de mí y me trenzó el cabello dejando algunos mechones sueltos por mi rostro y nuca.
―Está bien, solo que un poco preocupado ―dijo al terminar de peinarme.
―Bien, bajaré ahora ―ella sonrió y se fue a hacer sus labores.
Como había dicho, crucé de nuevo el interminable pasillo y llegué al comedor familiar. La mesa de roble era enorme y nosotros sólo éramos dos.
―Hola, mi vida ―saludó mi padre sin quietar los ojos de lo que leía en el periódico.
―Hola ―saludé y me senté en la silla de su lado derecho y empecé a toquetear la mesa con mis dedos impaciente esperando una reprimenda por su parte.
―¿Te has divertido con tus amigas?
―Si, fue muy divertido ―obviamente no le mencionaría que tuve sexo con un simple conocido.
―Me alegro, ¿qué has decidido hacer con tu vida? ―su repentina pregunta me puso en alerta.
―¿A qué te refieres con eso?
―Me refiero a que ya estoy cansado de tus saliditas los fines de semana, te pierdes unos días y luego apareces en casa como si nada hubiera pasado.
Ya sabía yo que se estaba tardando en regañarme y decirme lo mismo de siempre.
―Terminé la universidad, ¡¿qué más quieres que haga?!
―¡Que hagas algo de provecho con tu existencia! ―golpeó la mesa enfatizando sus palabras. Bianca y la chica del servicio sirvieron los platos y ambas se fueron corriendo como alma que lleva el diablo.
―¿A qué coño llamas tú “hacer algo con tu existencia”? ―le espeté después de que quedamos solos―. Tú eres otro que se la vive fuera de casa, viajando de un lado a otro ignorándome por tus negocios ―evité poner el “sucios” por que sabía que si lo hacía me iba a cachetear―. ¿Estabas con mamá cuando yo empecé a caminar? ¿Eh? ¿Estuviste alguna vez conmigo en mis reuniones del instituto? ¿Estuviste cuando me gradué? ¿Estuviste cuándo la mataron?
Vladislav sólo permaneció en silencio, viéndome con sus furiosos ojos dorados. Siempre la misma mierda cada vez que llegaba a casa, todo tranquilo al principio y al final de cada cena la cagaba y acabábamos discutiendo.
―Sabes bien por qué no estuve ―su tono de arrepentimiento no me importaba.
―¿Sabes qué? Ya no tengo hambre ―me levanté de la mesa con su penetrante mirada fija en mi espalda―. Me voy a dormir.
No vi cuando mi padre dejó caer su cabeza entre sus manos frustrado.
Volví a mi habitación, cerré la puerta con llave y me tiré a la cama abrazando mi almohada y haciéndome un ovillo.
En ese momento me sorprendí al pensar en dormir abrazada a Grimmjow, aunque sabía que eso jamás volvería a pasar.


N/A: Disculpen mis errores de ortografía si aparecen x ahí :v

    kaede_zohar
   05/07/15 06:13 | Última edición: 05/07/15 06:13

Ailoviu Nanna *q*

El lemon con Grimmjow *inserte caritativa sexy aqui*

Me encanta, ya sabes que te amo a ti y tus historias son fantásticas ya leo el sg cap

    PortgasDAnn
   05/07/15 07:16 | Última edición: 05/07/15 07:16

¡Ciaossu!

Esto...esto...esto...lemon...*se desangra desangradamente*

Ace:Reacciona!

Ann: *vomitando arcoiris* el lemon me encantó adadadadadas el último lemon genial que leí fue en un fic yaoi :v jaja pero ahora soy feliz al leer lemon lemonoso hetero XD de verdad me encantó *¡¡* fue tan...tan...tan...genial *vomitando más arcoiris*

Bueno me voy a leer el siguiente capitulo